logo

Cómo mejorar el sistema sanitario público

La crisis económica y la marea blanca han sacado a la luz de forma drástica todas las deficiencias y bondades de una sanidad, considerada por muchos profesionales como uno de los sistemas sanitarios mejores del mundo pero con muchas bolsas de ineficiencias y carencias por paliar.

En este sentido, han sido muchas las voces y documentos que se han hecho públicos en estos meses sobre cómo mejorar una sanidad dividida en 17 comunidades. Uno de estos manuales es el denominado Transparencia en el sistema sanitario público, que ha publicado la Fundació Víctor Grífols i Lucas, y que básicamente centra su análisis en la falta de un sistema de información y evaluación sobre las medidas que se instauran en los distintos modelos autonómicos.

“Si hablamos de lo que pasa en Madrid y en otras partes del país, el problema es que no hay transparencia sobre lo que hacen los operadores públicos y los privados. Es necesario un sistema de datos para que puedan hacerse comparaciones, por ejemplo, de costes quirúrgicos en un centro u otro, del grado de satisfacción del paciente o de los tiempos de espera. Y no hay ni información ni evaluación, al contrario de lo que ocurre en otros países como Gran Bretaña, porque no interesa políticamente. Los políticos prefieren decidir sin dar cuentas a la sociedad porque todo proceso de evaluación tiene cierta carga de amenaza”, afirma Joan Subirats, catedrático de Ciencias Políticas del Instituto de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona.

Por otro lado, Subirats considera que cualquier sistema sanitario es difícil que pueda ser rentable. Si fuera así se discriminaría a aquellos pacientes más gravosos y se primaría a los más rentables, los más sanos. “Tenemos que ir con cuidado de que el sistema privado coja sólo la parte de los enfermos más rentables y deje los más costosos al público. Por eso en esto también debe haber más transparencia porque se puede generar un problema de inequidad“, considera.

Sin contar con un buen sistema de información, con datos, y con una buena evaluación es muy difícil, sostiene este experto, plantear qué gestión es mejor si la pública o la privada. Tampoco es posible saber, a ciencia cierta, qué otras medidas se deben instaurar en el modelo, porque no se conocen bien las deficiencias de cada uno. “En muchas partes del mundo sí que existe esta base, y se han discutido y evaluado muchas estrategias, así que ¿por qué no las incorporamos?”, se pregunta Subirats.

En la transparencia también insiste el libro Sistema Nacional de Salud: diagnóstico y propuestas de avance, publicado por la Asociación de Economía de la Salud (AES). Sin embargo, este manual sí que ofrece un listado de 166 medidas planteadas por más de 50 expertos. Algunas de estas propuestas las enumera Juan Oliva expresidente de AES y uno de los coordinadores de la publicación: “tenemos que transitar hacia un cambio organizativo del sistema. Ahora está muy centrado en eventos agudos y tenemos que evolucionar hacia los crónicos, donde el centro sea un ciudadano bien informado, con buenos hábitos de salud, que vivirá mejor y requerirá menos recursos sanitarios.

También es necesaria la mayor unión entre Atención Primaria y especializada, sobre todo dentro del contexto de paciente crónico. Y, en este sentido, es fundamental una mayor conexión entre el sistema sanitario y los servicios sociales”.

Oliva considera que en estos años de crisis sí se han realizado algunas medidas dirigidas al ahorro, como la congelación de inversiones en infraestructuras -”hubo una gran exuberancia en la construcción de centros, una verdadera burbuja”-, la reducción de prescripciones de medicamentos -”aunque no está claro qué ha pasado con el consumo de medicamentos hospitalarios-”, y una disminución de los sueldos de los profesionales. “Pero esto tiene un límite, porque podemos empezar a tener problemas. Además, son medidas de recorrido de corto plazo, las grandes medidas de sostenibilidad y solvencia dependen más del cambio tributario y de cómo se responda al envejecimiento, a los cambios demográficos y tecnológicos. Para ello es imprescindibles introducir normas de buen gobierno, como un mayor control y transparencia de las políticas”.

Medidas específicas

Por otro lado, todos los expertos consultados por EL MUNDO señalan que hay estrategias instauradas en el sistema que no están basadas en la evidencia, como los tratamientos para el dolor de espalda. Por este motivo, existen un sinfín de propuestas que vienen, además de los expertos en economía de la salud, de los propios profesionales que trabajan en el sistema.

Una de ellas viene del jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Emilio Bouza, uno de los médicos más respetados de la profesión sanitaria madrileña y del país: “Tenemos muchas ideas para generar ahorro, cada uno en su especialidad puede enumerarlas. Un ejemplo, en mi caso, es cómo reducir las infecciones hospitalarias. En mi hospital, instauramos el Proyecto Prevenga, un plan con una serie de medidas dirigidas a mejorar las prácticas sanitarias y que ha generado en un año unos dos millones de euros. Pequeñas acciones redundan en grandes beneficios, porque en Sanidad, a diferencia de otros campos, se puede aumentar la calidad y disminuir los costes”.

Otro ejemplo práctico que pone este especialista es cómo con la incorporación de una enfermera en su servicio, con un coste anual para el hospital de unos 30.000 euros, “se asocia a un ahorro que supera los 200.000 euros o más, al mismo tiempo que se mejora la calidad. Porque si esta persona vigila y recuerda las prácticas, por ejemplo, del manejo de la sonda urinaria esto reducirá las infecciones, el gasto en antibióticos, los episodios de sepsis y los riesgos e incomodidades para el paciente. El ahorro no está en comprar material de peor calidad y más barato sino en anticiparse a los problemas y evitarlos“.

La portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), Fátima Brañas, también enumera una serie de propuestas que podrían generar un gran ahorro. “En mi especialidad, la geriatría, se puede implantar un programa de prevención del cuadro confusional a todos los ancianos que ingresen. Esta propuesta no ha sido aceptada en mi hospital porque debía proponerla otra persona, pero sería una medida que no costaría un euro al centro y que ahorraría en gasto farmacéutico, complicaciones y tiempo de ingreso”, afirma.

Por otro lado, Brañas (al igual que otros muchos profesionales) insisten en que un buen sistema que coordine las pruebas del paciente redundaría en menor gasto y mayor eficacia. “Estamos en el kilómetro cero de lo que podemos cambiar”.

Para José Manuel Freire, secretario general autonómico de SATSE Madrid (sindicato que representa a la mayoría del colectivo de enfermería), “la gestión del sistema sanitario todavía tiene margen para ser eficaz y eficiente sin llegar a realizar medidas traumáticas para los profesionales ni para los pacientes. Un ejemplo es lo que se puede hacer en la prevención. Ahí la enfermería tiene un papel clave, pero hasta el momento no ha habido intención ni coraje político para llevarlo a cabo”.

La falta de coordinación entre las comunidades autónomas es un punto clave para Pedro González, presidente de Afem, que habría que mejorar si se pretende fomentar el ahorro sanitario. “No se ha hecho planificación con fines médicos sino políticos y esto ha provocado que se multipliquen servicios en el país. Por ejemplo, tenemos muchas unidades de trasplante hepático que no serían necesarias y que se han ido abriendo sin ningún control. También pasa dentro de cada autonomía.

En la Comunidad Madrileña hay 11 servicios de neurocirugía, cuando el sistema de evaluación británico sostiene que es necesario un servicio por cada millón de habitantes. Esto pasa en todo el sistema sanitario. Hay que sentarse y organizar esto no para ahora sino para los próximos 30 años”.

Llevar a cabo estas medidas pasa, según los expertos consultados, por una voluntad política y una mayor conciencia social, que demande a los políticos resultados sobre en qué se ha gastado el dinero público. Eso ha sido la clave para que la iniciativa de privatizar la gestión sanitaria en seis hospitales de Madrid se haya frenado. “Asociaciones de vecinos, pacientes, profesionales, todos, manifestaron un rechazo profundo al modelo que la Consejería quería implantar. Los profesionales somos la llave del sistema que abre o cierra el gasto. Estamos dispuestos a colaborar para aportar medidas que cada especialista conoce sobre su parcela. Una reforma en contra de los profesionales está abocada al fracaso”, concluye Julián Ezquerra, secretario general del sindicato AMYTS.

Fuente: http://www.elmundo.es/salud/2014/01/29/52e8adfbca474198208b456a.html

  • 1Coloplast
  • hollister
  • Covidien
  • Mundosanitario
  • SEOQ Congreso 2017png
  • salusplay
  • 8Rol
  • grupoparadigma