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Cirugía segura y eficaz para el prolapso de órganos pélvicos

Dicen los expertos que el 20% de las mujeres se operará alguna vez en su vida de un prolapso de órganos pélvicos, es decir, cuando alguno de los órganos de esta zona, como las paredes de la vagina o el útero, cae hacia el exterior. Para corregir este trastorno, existen varios procedimientos quirúrgicos. Una nueva investigación evalúa la eficacia y la seguridad de dos intervenciones que, aunque no son nuevas, no requieren el uso de mallas.

Las principales causas que están detrás de los prolapsos son el embarazo, haber tenido múltiples partos o la obesidad. Estos procesos pueden generar debilidad de los músculos pélvicos lo que genera que estos dejen de mantener en su sitio a los órganos de esta zona. En los casos más graves, la cirugía es una solución para fijar la vagina o el útero en el interior de la pelvis.

Dos de estos procedimientos quirúrgicos son los que ahora se analizan en un estudio publicado en Journal of the American Medical Association (JAMA): la colpoespinofijación y la culdoplastia. Según Linda Brubaker, una de las autoras del trabajo, “apenas se han hecho estudios que comparen estas dos técnicas en pacientes muy concretas”: aquellas que tienen prolapso de cúpula vaginal (mujeres a las que se les ha extirpado el útero -histerectomía- y la vagina queda fuera) o aquellas con prolapso de útero (y por tanto, también de vagina).

“Son los tipos de prolapsos menos frecuentes, quizás supongan entre un 10%-15% de todos los prolapsos; ya que el más prevalente es el de vejiga”, aclara José Luis Poza, jefe clínico de Ginecología y Suelo Pélvico del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.

En estas pacientes, continúa el especialista español al comentar la investigación del JAMA, “la cirugía de elección según las guías es la colposacropexia”, en la que se utiliza una malla sintética que muerde el extremo de la vagina para fijarla al hueso sacro”. Hoy por hoy, agrega, “es la cirugía con mejores resultados, pero conlleva el uso de malla. El problema es que a veces, la retracción de las mallas produce mucha tensión en los tejidos, lo que conlleva dolor”, y puede ocurrir también que, por la erosión de este elemento, la malla salga a la vagina y se origine una infección. Esto sucede, calcula el doctor, “en el 10% de los casos en los que se utiliza malla”.

Por estas complicaciones, explica Poza, ahora empieza a haber una tendencia a no usar malla en estas intervenciones.Y aquí entran en juego los resultados de la investigación que acaba de salir a la luz, realizada en la Clínica Cleveland (Ohio, EEUU). “Nuestro estudio proporciona orientación a los médicos sobre los beneficios y los riesgos de dos intervenciones quirúrgicas sin malla para este tipo de prolapsos”, remarca Brubaker.

Brubaker y el resto de los componentes de su equipo evaluaron a 374 mujeres. Una parte de ellas (188) se sometió a la culdoplastia y el resto (186) a la colpoespinofijación. En un seguimiento de dos años, las tasas de éxito fueron 59,2% en la primera y 60,5% en la segunda, sin apenas efectos adversos. “Son buenas conclusiones”, comenta el especialista español. A diferencia de la colposacropexia, las dos técnicas estudiadas utilizan suturas normales en lugar de mallas, se hacen por vía vaginal -no abdominal- y habitualmente se realizan con anestesia epidural -no con general-, por lo que se reducen las complicaciones”. Además, añade, “ya hay algún estudio que comparaba la colpoespinofijación con la colposacropexia y las tasas de éxito eran iguales”.

El hecho de que en estos prolapsos se utilice más la colposacropexia es porque “la vagina queda recta y con la colpoespinofijación queda lateralizada, lo que puede producir dolor. La colposacropexia facilita relaciones sexuales más normales”, apunta Poza.

Aunque son buenos resultados, reconoce el experto del Vall d’Hebron, de momento, “la colposacropexia es una técnica muy segura y eficaz y la tasa de fallos no es alta como para cambiar de técnica”. En este tipo de trabajos es muy importante el tiempo de seguimiento y en este caso las pacientes han sido evaluadas durante sólo dos años. No obstante, “las conclusiones de este trabajo son buenas”.

Además, otro dato que se extrae del estudio es que hasta el 73% de estas mujeres tiene también trastornos del suelo pélvico, como incontinencia urinaria. “Este es el trabajo más amplio que se ha realizado para comparar dos técnicas quirúrgicas para los prolapsos de útero y vagina y para examinar los beneficios del entrenamiento pélvico”, argumenta Susan Meikle, una de las responsables del trabajo y científica del National Institute of Child Health and Human Development. Muchas de las mujeres que se someten a cirugía por prolapso de órganos pélvicos reciben sesiones para ejercitar los músculos del suelo pélvico.

Sin embargo, el equipo de investigadores comprobó que esta terapia muscular antes de la intervención no mejora los resultados, como se creía. En este sentido, “hay otros estudios que sí muestran su eficacia. En cualquier caso, que no se asocien con mayores mejorías en estos casos concretos no significa que tampoco mejoren los resultados en otros casos de prolapsos”, aclara Poza.

Fuente: http://www.elmundo.es/salud/2014/03/12/5320823922601d95078b4579.html

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